Artículo: El Dao del Renacimiento Chino

El Dao del Renacimiento Chino
Semblanza de un renombrado filántropo, coleccionista de arte y antigüedades y visionario

Por: Julie Oyang

Traducción del inglés por Esteban Poole Fuller[1]

Exteriores del Museo Hanjiangxue (Xiamen, República Popular China) Créditos: Julie Oyang

Nacido en agosto de 1942 en la provincia china de Fujian, Qiu Jiduan perdió a su padre muy joven y fue criado por su madre y su abuela. En 1962, ingresó con honores en la Facultad de Lengua y Literatura Chinas de la Universidad Normal de Pekín y se convirtió en el primer habitante de su humilde pueblo costero en acceder a la educación superior.

Después de trabajar y adquirir experiencia durante algunos años en la industria pesada, se instaló en Hong Kong en 1973, donde, cinco años más tarde, fundó una fábrica de esponjas junto con un grupo de socios. El negocio fracasó. A partir de 1982, invirtió fuertemente en la China continental, estableciendo una fábrica de muebles en la provincia de Fujian. En 1985, incursionó en el sector inmobiliario y comenzó a construir varios edificios en la ciudad de Xiamen (Fujian). En 1989, cuando los inversores extranjeros aún se mostraban escépticos respecto a invertir en China, Qiu invirtió más de 100 millones de dólares de Hong Kong (12 millones de dólares estadounidenses) en la construcción de un rascacielos de 28 plantas en Xiamen, el edificio más alto de la ciudad en aquel momento. En 1996, trasladó todas sus fábricas de Hong Kong a Shenzhen, metrópolis emergente en China continental, al tiempo que siguió construyendo proyectos inmobiliarios en su localidad de origen. Asimismo, en 1994 Qiu participó en la creación de la Alianza Progresista de Hong Kong, partido político afín al gobierno central de la República Popular China. Como filántropo, Qiu ha hecho grandes donaciones a instituciones educativas en toda China y financiado becas para personas de escasos recursos. Evidenciando su vocación filantrópica, en 1997 Qiu donó 3 millones de yuanes (400 mil dólares estadounidenses) a su alma mater para respaldar su desarrollo, fomentar la formación de personas talentosas, fortalecer las actividades de investigación y promover la literatura y las artes chinas.

Más allá de estas diversas facetas, este artículo se enfocará en la labor de Qiu Jiudan como coleccionista de arte, en tanto promotor de la mayor colección privada abierta al público de China, el Museo Hanjiangxue.

Sala de exhibiciones del Museo Hanjiangxue Créditos: Julie Oyang (2023)

El Museo Hanjiangxue, prestigioso espacio cultural privado fundado en 2015, es único en su género, y se encuentra en la hermosa ciudad de Xiamen (ciudad situada en la costa sudoriental china que recibió una importante influencia portuguesa entre los siglos XVI y XIX). El nombre del Museo Hangjianxue, que en chino mandarín significa “Nieve del Río” se inspira en un poema de la Dinastía Tang[1], escrito por el filósofo, poeta y magistrado Liu Zongyuan (773-819), cuyos versos se reproducen a continuación:

 Nieve del Río

Aves en vuelo hacia el final de mil colinas,
Las sombras de los hombres se desvanecen en miríadas de caminos.
Un único bote, un anciano vestido con paja,
Pescando solo en la nieve del río.

Admirado por la impresionante colección abierta al público que alberga el Museo Hanjiangxue, no tuve más remedio que pedirle a mi gran amigo Michael Xincheng Du -actualmente el principal coleccionista de artefactos de la cultura Hongshan[2]-, que me presentara a su célebre y venerado propietario, Qiu Jiduan, conocido como «el empresario confuciano» en los círculos de visionarios e innovadores.

Qiu Jiudan (a la izquierda) junto con el coleccionista Michael Xincheng Du (a la derecha)
Créditos: Julie Oyang (2023)

Coleccionar reliquias culturales chinas ha sido el gran sueño de Qiu Jiduan desde que era joven y estudiaba Literatura China en la prestigiosa Universidad Normal de Pekín. El Sr. Qiu es un hombre de negocios exitoso que ama a su país y a su pueblo. Ello se refleja en el hecho de que es asesor de la Asociación de la Amistad con China en el Extranjero, y Presidente Honorario de la Federación de Asociaciones Fujianesas en Hong Kong, participando activamente en la vida social local e impulsando iniciativas a favor de la comunidad. Siendo el único inversionista en el mayor museo privado de China, Qiu no sólo ha hecho realidad su sueño, sino que lo ha convertido en parte del sueño chino.

Qiu enfatiza sus humildes orígenes como emprendedor de a pie. Con respecto a su trayectoria, Qiu afirma que “para él es una cuestión de dignidad, que no es en modo alguno algo abstracto. Cada paso que uno toma y cada visión que uno adopta manifiesta nuestra dignidad”. Qiu profundiza en esta perspectiva sosteniendo lo siguiente:

“Empecé como un fabricante de muebles en China en la década de 1980, tras iniciarse la Política de Reforma y Apertura[1]. La dignidad es el estado de ánimo que ha guiado mis actividades como coleccionista durante medio siglo. Se necesita un sentido de dignidad para encontrar nuestra vocación. Sin perjuicio de ello, la compasión es igualmente algo que he encontrado en todo lo que hago. ¡El Dao[2], por así decirlo! La compasión es mi Dao y espero que el Dao se extienda y manifieste a través de mi visión basada en la sabiduría ancestral china”.

«La compasión es ver más allá de tu propio dolor y de tus sueños”, añade Qiu, escudriñando rápidamente su enorme colección de porcelana mientras recorre el pasillo flanqueado por vitrinas de todos los tamaños. El sol brilla a través del techo inclinado de cristal mientras el anciano coleccionista se inclina y coge una pieza con delicadeza, con el rostro radiante de humildad, y sin falsas pretensiones, tras lo cual afirma que “cada pieza de la sala de exposiciones ha sido seleccionada a mano por mí a lo largo de casi cincuenta años. Incluso hoy sigo examinando cada pieza, ya sea un cuadro, una escultura, una vasija de bronce o una estatua”.

Qiu prosigue con sus reflexiones sobre el vínculo entre la compasión y sus actividades filantrópicas, sosteniendo lo siguiente:

“Practicar la compasión es intercambiar energía y compenetrarse con las personas cara a cara. Por eso me parece tan importante mi labor filantrópica. Tiene sentido para mí y para el futuro de mi país, ¡quiero dar a todas las personas de China la oportunidad de apreciar su cultura en todo su espectro! Por ejemplo, he donado 4 mil piezas de mi colección de porcelana al Instituto de Arte Jianxiong. Enviaron un equipo de especialistas para seleccionar las piezas. He donado a un museo otras 2600 piezas de mi colección de la cultura Liangzhu[3]. Me alegra poder plantar así pequeñas semillas para que el renacimiento chino de frutos para las próximas generaciones. Debemos aspirar a que la juventud se forme conociendo la grandiosa civilización china. Creo que esta es una labor fundamental.”

Cuando comenzó a hacer fortuna en Hong Kong hace medio siglo, Qiu Jiduan tenía mil planes, pero optó por destinar su riqueza a construir el primer complejo de viviendas para los profesores de su Alma Mater, la Escuela Media N° 5 de Quanzhou (provincia de Fujian). Cuando su otra Alma Mater, la Universidad Normal de Pekín decidió ampliar sus instalaciones para construir un gimnasio, hizo una donación para financiar su construcción. Sus acciones demuestran que, para Qiu, promover la educación es una forma de practicar la compasión.

En 2020 Qiu donó a una universidad de Taiwán mil piezas de cerámica antigua de su colección, incluyendo una pieza de porcelana azul de la Dinastía Ming[4] valorada en 2 millones de yuanes (300 mil dólares estadounidenses). En relación a esta última acción, Qiu afirmó lo siguiente:

“Me gustaría comprar todas las antigüedades chinas que están esparcidas por el mundo pero pertenecen a mi país. La porcelana azul Ming es muy rara y sólo poseía una pieza de este tipo. No obstante, me he dado cuenta de que es mi deber ser capaz de emplear estos objetos para educar a nuestros jóvenes e inspirarles sentimiento de identidad y cultura. ¡La vida es corta y sinceramente anhelo lograr ver a nuestros jóvenes del continente y de Taiwán sonreír juntos pronto!”

Las acciones filantrópicas de este generoso benefactor no se limitan al campo del arte y la cultura. Cuando se desató la pandemia de Covid-19, en 2020, Qiu Jiduan lideró una campaña de recaudación de fondos para apoyar a los residentes de Wuhan. Se rumorea incluso que, en una ocasión, Qiu pagó un millón de dólares estadounidenses para elevar a primera clase la categoría de los boletos de avión de la selección nacional femenina de voleibol de China poco antes de que esta se embarcase rumbo a un campeonato mundial.

El Museo Hanjiangxue suscita emociones especialmente intensas por el sentido de misión de su dueño: todo se siente en su lugar en este espacio, desde los gigantescos bronces de la Dinastía Zhou[5] hasta frágiles rollos de caligrafía; desde misteriosas estatuas de la cultura Hongshan, hasta máscaras de la cultura Sanxigdui[6] de aspecto alienígena, pasando por manuscritos antiguos.

Qiu Jiudan (a la izquierda) junto con el coleccionista Michael Xincheng Du (a la derecha)
Créditos: Julie Oyang (2023)

«El pasado de China es diverso y rico. La identidad china es plural. Esta cualidad corre por las venas de la civilización china desde tiempos inmemoriales», afirma Qiu con gesto emocionado. Las pruebas de lo que afirma se encuentran en este museo privado “deconstructor de géneros” de más de 3000 m2, repleto de objetos de arte que evocan misterios sin resolver vinculados a las antiguas civilizaciones y creencias de China, e incluso a los orígenes y el destino de la humanidad. Este gran espectáculo no se compara a ninguna otra cosa que haya visto. La perspectiva sin igual que plasma me interpela a través de pequeños detalles.

El Museo Hanjiangxue es una auténtica maravilla que no puede verse ni experimentarse en ningún otro lugar, ni siquiera en el Louvre de París o el Museo Británico.

Julie Oyang es una artista y emprendedora residente en Ámsterdam, desempeñándose como asesora creativa, escritora y conferencista. Creció en el sur de China y ha viajado a lo largo del mundo, acumulando diversas experiencias y perspectivas. Es, asimismo, profesora visitante en la Universidad de San José en Macao, China; y publica una columna semanal en el diario Hoje Macau, orientada a la difusión de la cultura china entre el público general, abordando aspectos como la historia del arte, cine, música y literatura.

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[1] Política de liberalización económica y apertura al mundo exterior adoptada por la República Popular China a partir de 1978.

[2] El Dao, concepto procedente de la tradición filosófica taoísta, puede ser sintetizado como la esencia de las cosas u orden natural.

[3] Civilización neolítica que se desarrolló en el sureste de China entre los años 3300 y 2300 Antes de Nuestra Era.

[4] Dinastía imperial que gobernó China entre 1368 y 1644.

[5] Dinastía pre-imperial que gobernó parte del territorio chino entre los años 1046 y 256 Antes de Nuestra Era.

[6] Civilización de la Edad del Bronce que se desarrolló en el suroeste de China entre los años 1700 y 1100 Antes de Nuestra Era.

[1] Dinastía imperial que gobernó China entre los años 618 y 907.

[2] Civilización neolítica que se desarrolló en el nordeste de China entre los años 4700 y 2900 Antes de Nuestra Era.

 

[1] Profesor del Centro de Estudios Orientales de la Pontificia Universidad Católica del Perú y miembro de ALADAA Perú.

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