El 70º aniversario de la RPCh y la importancia del estudio de las relaciones entre ambos lados del Estrecho de Taiwán

Fabricio Fonseca

11 de noviembre de 2019

Separata Especial: 70 años de la República Popular China

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La fundación de la República Popular China (RPCh) el 1 de octubre de 1949 marcó oficialmente el triunfo del Partido Comunista Chino (PCCh) en la guerra civil china. Sin embargo, tras la captura de los últimos bastiones del Partido Nacionalista Chino o Kuomintang (Guomindang o KMT) en China continental y la isla de Hainan, pocos imaginaron que un gobierno encabezado por Chiang Kai-shek (Jiang Jieshi) sería capaz de sobrevivir por tanto tiempo en la isla de Formosa. Siete décadas más tarde, la promesa hecha por Chiang de retirarse a Taiwán para reorganizar las fuerzas armadas nacionalistas y recapturar el continente, luce más imposible y lejana que nunca. De igual manera, frente a los desafíos al funcionamiento y viabilidad del modelo de “un país, dos sistemas” presentados en los últimos meses de movilizaciones en Hong Kong, así como la posible reelección de un gobierno encabezado por un partido afín a la independencia de la isla, las perspectivas de una reunificación pacífica entre Taiwán y China continental también se antojan remotas en el corto plazo.

Desde hace setenta años, las relaciones entre ambos lados del Estrecho de Taiwán han sido una constante fuente de fricción y un potencial foco de inestabilidad en el Este asiático. La victoria de Mao Zedong en el continente chino contribuyó a desatar la histeria anti-comunista en Estados Unidos, donde la pregunta “Who lost China?” se convirtió en un cuasi mantra para señalar culpables de la derrota de Chiang, y de empujar al país más poblado del mundo a los brazos de Moscú. Meses después, la Guerra de Corea y la intervención de tropas chinas bajo la figura de “voluntarios” motivó a los estadounidenses a proteger a Taiwán de un ataque de los comunistas (Lin 2016:173-180). Con ello, contribuyó al fortalecimiento de la posición del gobierno de la República de China (RCh) en Taiwán, y a la competencia por el reconocimiento internacional entre ambos regímenes que decían representar a todo el pueblo chino.

Las primeras tres décadas se caracterizaron por una férrea rivalidad y una pugna por conseguir nuevos aliados diplomáticos entre los países de reciente creación, tras el proceso de descolonización en Asia y África. Todo ello, con el objetivo de tener la representación oficial de China en la ONU y el asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la misma. Como lo ha reconocido el propio Henry Kissinger (2011:2013-215), la ruptura sino-soviética condujo a los estadounidenses a buscar un acercamiento con Beijing a inicios de los setenta. El abandono de Naciones Unidas en 1971 y la ruptura de relaciones diplomáticas con Estados Unidos en 1979 no condujeron a un aislamiento total del gobierno de la RCh en Taiwán.

A partir de ese año, el Congreso estadounidense aprobó una ley que obliga al gobierno a proveer armamento a Taiwán, con fines meramente defensivos, y a intervenir en caso de que una de las partes decida unilaterlamente alterar el estatu quo. La experiencia del rápido desarrollo económico e industrial en Taiwán entre los años setenta y noventa, a través de un modelo de crecimiento orientado al exterior, ayudó a la isla a tener un segundo aire, consiguiendo mantener un alto número de gobiernos extranjeros que le reconocieron oficialmente, muchas veces mediante el desembolso de grandes sumas de dinero y de ambiciosos acuerdos de cooperación, durante el periodo conocido como de “diplomacia de chequera” (Rich 2011).

Otros cambios importantes ayudaron al sostenimiento del gobierno de la RCh en Taiwán a lo largo del tiempo. Luego del fallecimiento de Chiang Kai-shek, su hijo y sucesor Chiang Ching-kuo (Jiang Jingguo) comenzó el proceso de liberalización política de la isla en los ochenta. A pesar de que la democratización de Taiwán suele considerarse bajo el paradigma ofrecido por la teoría de la modernización, es importante considerar también el factor geopolítico (Przeworski & Limongi, 1997 pag. 165). Una vez que el gobierno de la RPCh se embarcó en un proceso de apertura económica en 1978, con consecuencias que siguen sorprendiendo hasta la actualidad, la RCh en Taiwán ya no solo podía presentarse como una alternativa libre y capitalista, sino que necesitaba de otras formas de legitimidad ante su propia población y sus aliados estadounidenses. Al transitar hacia un regimen demócratico, el gobierno de la isla se aseguró de mantener la simpatía de importantes actores en Occidente y otras partes del mundo, buscando entonces distinguirse de un gobierno comunista en el continente, que aunque abrazaba la idea de perestroika, se oponía determinantemente a implementar la glásnost.

Democratización en Taiwán

La democratización de Taiwán también abrió un nuevo capítulo en las relaciones entre ambos lados del estrecho. Además de renunciar formalmente a la reconquista del continente y reconocer su control exclusivo sobre Taiwán y algunas islas aledañas, el fin de la Guerra Fría contribuyó a un relajamiento en los intercambios comerciales, sociales, culturales y educativos entre la isla y el continente. Sin embargo, el gobierno de la RPCh no ha renunciado al uso de instrumentos de poder duro, combinados con políticas suaves con el fin de mejorar su imagen ante la sociedad taiwanesa, para lograr lo que el liderazgo del Partido Comunista considera como el objetivo final de reunificación de la patria.

 El fin de las restricciones para la reelección indefinida de Xi Jinping al frente del partido y del gobierno también han puesto más presión sobre él para resolver la cuestión de Taiwán bajo su mandato. El mensaje ha sido recibido en Estados Unidos, donde las ramas ejecutiva y legislativa del gobierno han mostrado una mayor simpatía hacia la posición de la isla. Ello ha puesto a Taiwán en una situación delicada, donde puede convertirse en una pieza de negociación entre las dos grandes potencias mundiales, especialmente en el marco de sus disputas comerciales; o aprovechar la coyuntura para alcanzar un mayor reconocimiento internacional. La respuesta será más clara en los próximos meses, cuando los taiwaneses elijan presidente a través de las urnas y los estadounidenses hagan lo propio a finales de 2020.

La democratización de Taiwán también abrió un nuevo capítulo en las relaciones entre ambos lados del estrecho. Además de renunciar formalmente a la reconquista del continente y reconocer su control exclusivo sobre Taiwán y algunas islas aledañas, el fin de la Guerra Fría contribuyó a un relajamiento en los intercambios comerciales, sociales, culturales y educativos entre la isla y el continente.

A pesar de ser una región que aporta el 60% de los gobiernos que aún mantienen lazos diplomáticos con el gobierno de la RCh en Taiwán (9 de 17 al mes de octubre de 2019), América Latina y el Caribe continúa produciendo pocos estudios académicos sobre las relaciones entre ambos lados del Estrecho de Taiwán. Incluso es común escuchar comentaristas y estudiosos que piensan que el conflicto ya está superado, y que la situación de la isla respecto al continente es similar a la que guardan Hong Kong y Macao. Es relevante que los sinólogos latinoamericanos y especialistas en el campo de las relaciones internacionales también estén al pendiente de lo que sucede entre ambos lados del estrecho. Una parte importante del éxito económico y de los logros alcanzados en las pasadas cuatro décadas por parte del gobierno y la sociedad de la RPCh está vinculada a las inversiones de los llamados Taishang y a intercambios no-oficiales entre la isla y el continente (Rigger 2011:117-131). Definitivamente, lo que suceda en Taiwán tendrá un impacto considerable en el desarrollo futuro de la República Popular, y por lo tanto, en la cuenca de Asia Pacífico, una región de la que gran parte de nuestros países depende comercialmente y que es observada como el nuevo polo de crecimiento mundial.

Referencias

Kissinger, Henry. 2011. On China. (Londres: Penguin).

Lin, Hsiao-ting. 2016. Accidental State: Chiang Kai-shek, the United States, and the Making of Taiwan. (Cambridge: Harvard University Press).

Przeworski, Adam & Fernando Limongi. 1997. “Modernization: Theories and Facts,” en World Politics 49:2 (enero), pp. 155-183.

Rich, Timothy S. 2011. “Renting Allies and Selling Sovereignty: Taiwan’s Struggle for Diplomatic Recognition”, en Cal Clark (coord.), The Changing Dynamics of the Relations Among China, Taiwan and the United States, pp. 175-190. (Newcastle: Cambridge Scholars).

Rigger, Shelley. 2011. Why Taiwan Matters: Small Island, Global Powerhouse. (Lanham, MD: Rowman & Littlefield).

VII Congreso Nacional de ALADAA Cuba

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