La Asociación Latinoamericana de Estudios de Asia y África (ALADAA) lamenta profundamente el fallecimiento de la Prof. Celma Agüero Dona el pasado 25 de agosto de 2022. La Prof. Agüero fue una de las pioneras de los estudios africanos no sólo en su natal Argentina, sino también en México y toda América Latina. La familia de ALADAA expresa sus condolencias a sus familiares, amigos y colegas.
Dejamos con ustedes la biografía de la Prof. Agüero realizada por Mario Rufer:
Celma Herminia Agüero Dona nació en el legendario barrio de San Vicente, Córdoba capital, en agosto de 1929. Es Maestra Normal por la “Escuela Normal Superior Garzón Agulla”. Licenciada en Historia y en Lengua y Literatura Italiana por la Universidad Nacional de Tucumán, estudió en la conocida “época de oro” de esa institución. Fue profesora de la Licenciatura en Historia en la Universidad Nacional de Córdoba entre 1956 y 1965; primero a cargo de la cátedra de Introducción a la Historia, luego profesora por concurso de Historia Contemporánea. Cursó la Maestría en Estudios Orientales en El Colegio de México y el Doctorado de III Ciclo en Sociología Africana en La Sorbona, bajo la dirección de Georges Balandier. En ese período en París, cuando se discutía mucho sobre el papel de los intelectuales, vivió de cerca el mayo francés. Imposibilitada de retornar a Argentina debido al golpe de estado perpetrado por Onganía, aceptó el ofrecimiento de El Colegio de México para integrarse como Profesora-Investigadora. Allí, entre 1969 y 2006 formó parte del cuerpo docente del Centro de Estudios Orientales, luego Centro de Estudios de Asia y África. En 1982 fue una de las fundadoras y luego coordinadora del Área de África de ese Centro. Su pasión por el continente africano y su historia, y su compromiso por difundir y alentar la conexión intelectual “sur-sur” en Latinoamérica, la caracterizan hasta hoy. A lo largo de su carrera Celma dictó seminarios y conferencias en diferentes universidades latinoamericanas y en Estados Unidos, Francia, España, Egipto, Senegal, Guinea Bissau, Uganda, Camerún, Mozambique, Sudáfrica, entre otros.
Más allá de las publicaciones que cuenta en libros y artículos, su retiro de las tareas académicas la hizo merecedora de un cálido homenaje en la institución que la acogió durante tantos años, rendido en octubre de 2007 por sus estudiantes, colegas y amigos. Allí, Celma se definió como “una historiadora, pero sobre todo una maestra, mi primer título y tal vez el único verdaderamente importante”. Maestra, aunque en la doble acepción del término: la argentina y también la mexicana, en la que ser “maestro” no es cuestión de acreditación, sino un calificativo conferido por quienes reconocen en el docente una validación especial de la palabra. Ese día, en la sala del Auditorio Alfonso Reyes, varios de sus alumnos de diferentes generaciones coincidíamos en un punto: después de haber sido estudiante de Celma o discípulo de investigación, la relación con el saber jamás vuelve a ser la misma. Hay un desafío en su palabra precisa, y una interpelación intelectual y política en cada clase que imparte, en cada observación que hace, más allá del objeto. Una maestra en la visión de sí, con la humildad y la sensatez que la caracterizan: nada más coherente para quien se dedicó a la docencia –de grado y de postgrado— y a la dirección de investigación, de manera prácticamente ininterrumpida, durante cincuenta años.
¡Que descanse en paz!