Gaza: Entre el día de la tierra y la marcha por el retorno

Felipe Medina Gutiérrez

14 de abril de 2019

Con ocasión del reciente reconocimiento de los Altos del Golán sirios como territorio israelí por parte de los Estados Unidos y del traslado de la sede de su embajada en Israel de Tel Aviv a Jerusalén, Palestina ha vuelto a estar en boca de los principales medios del mundo. Contrario a buscar y acercarse a una solución al conflicto palestino israelí, estos hechos profundizan la crisis y hacen más notoria la parcialidad de Washington.

A pesar de ello, dichos actos, que han ocasionado mucho debate, no constituyen el mayor peligro ni la más grande preocupación para el pueblo palestino. Son la tierra y la desposesión progresiva desde inicios del siglo XX al interior de sus territorios y la situación de la franja de Gaza, los que están alarmando a diario a muchos de ellos.

Entendiendo el Día de la Tierra:

El problema de la tierra se originó desde antes de 1948, cuando fuerzas armadas del proto-Estado judío obligaron a cerca de 800.000 palestinos a marcharse, suceso conocido en la historiografía palestina como la catástrofe (al-Nakba) (Pappé, 2008, 11). Sin embargo, es con ocasión de la guerra de los seis días en el año de 1967, que la situación se volvería más crítica. A partir de allí, como lo recuerda el intelectual Edward Said, una serie de leyes israelíes declararon que las tierras palestinas de propiedades árabes eran de propietarios absentistas, y en consecuencia, susceptibles de expropiación por parte del Fondo Nacional Judío (2013, p. 102).

Es por ello, que cada 30 de marzo, las comunidades dentro y fuera de Palestina conmemoran el Día de la Tierra (Yawm al-Ardh). Su origen se remonta al año de 1976 cuando los palestinos en Israel convocaron una huelga general para protestar contra el continuo hurto y despojo de sus tierras. Seis jóvenes palestinos murieron en los enfrentamientos con soldados israelíes, por oponerse a la confiscación de cerca de 2.100 hectáreas, que iban a ser utilizadas para la construcción de asentamientos de colonos (Palestina Libre, 2014). En el fondo, ello también revelaba el trato discriminatorio de Israel a los árabes palestinos como ciudadanos de segunda categoría, todo ello, en un contexto de gran apoyo a la OLP (Organización para la Liberación de Palestina), de fuertes llamados por el reconocimiento del derecho a la autodeterminación, y previo a los acuerdos de Camp David de 1978.

De ahí que, por conexidad, el derecho al retorno a su tierra (Haq al-Awda), recobre especial importancia entre los palestinos y se contraponga a la idea imperante en la narrativa israelí o sectores afines de “una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra”, como alguna vez expresó Golda Meir, primera ministra de Israel en la década de los 1970.

Seis jóvenes palestinos murieron en los enfrentamientos con soldados israelíes, por oponerse a la confiscación de cerca de 2.100 hectáreas, que iban a ser utilizadas para la construcción de asentamientos de colonos (Palestina Libre, 2014). En el fondo, ello también revelaba el trato discriminatorio de Israel a los árabes palestinos como ciudadanos de segunda categoría

El olvido de la franja de Gaza

Hoy, más de 70 años desde la creación del Estado de Israel, el contexto en Palestina es insostenible. En efecto, como advierte De Currea-Lugo, la situación de los derechos humanos en Palestina es un drama real, permanente y sistemático: asesinatos, torturas, detenciones ilegales, toques de queda, demolición de casas, destrucción y expropiación, son algunos rasgos cotidianos de la ocupación (2017, p. 24). Sin embargo, el caso de la franja de Gaza resulta alarmante.

En Palestina, no hay integridad territorial pues Gaza se encuentra separada de Cisjordania[1]. Ello se remonta al año de 1948, cuando posterior a la materialización del plan de partición de la ONU, este territorio se convirtió en un campo de refugiados, bajo tutoria israelí y egipcia. Ya con la ocupación de la guerra de los seis días, y reforzado por los Acuerdos de Oslo de 1993, donde se pensó a Gaza como un enclave, la situación de la franja se deterioraría notablemente (Pappé,  2010, 171-174). En 2005 si bien Israel se retiró fisicamente de este territorio, continuó con un ferreo control en todos su puntos de acceso y desde 2006 es gobernado por el partido político Hamás, quien a pesar de las dificultades y despues de doce años de administración, debe atender las inconformidades de la población gazatí.

En Gaza la mayoría de la tierra no es cultivable, y otras fuentes de ingresos como la pesca, son fuertemente restringidas por el ejército Israelí, en el contexto del bloqueo marítimo, terrestre y aéreo al que se tiene sometida la franja desde 2007. Recientemente, en el 2018, la sociedad civil ha decidido convocar a una serie de protestas con el lema de “La Gran Marcha por el Retorno” para romper el bloqueo y poder acceder a otros territorios palestinos, muy atado a la conmemoración del Día de la Tierra. Si bien ambas iniciativas son de naturaleza pacífica, han encontrado fuerte represión por parte del ejército Israelí.

Grafiti Nakba en Nazareth. Fuente: Wikicommons

Lo que empeora el escenario es que, desde hace pocos días, Gaza estuvo sometida a un nuevo bombardeo israelí, la mayor escalada de violencia desde su operación militar Margen Protector en 2014. El efecto que provoca en la población civil se entiende al tener en cuenta que estamos hablando de un territorio con 365km2 y dos millones de habitantes (5.479 personas por kilómetro cuadrado). De ahí que el Centro Palestino para los Derechos Humanos (PCHR, por sus siglas en inglés) haya denominado los ataques israelíes como “castigo colectivo” (Pérez, 2019).  

Próximos a un nuevo año de la creación del Estado de Israel en tierra palestina, no se vislumbra ningún acuerdo que pueda llegar a la paz.[2] De hecho, hay gran incertidumbre por lo que pueda revelarse el próximo mes de mayo del llamado “Acuerdo del Siglo”, como propuesta de paz de la administración Trump para poner fin al conflicto. Mientras ello sucede, la situación en la franja de Gaza continua deteriorandose ante la mirada de la llamda “comundiad internacional”.

Referencias

De Currea-Lugo, V. (2017). Palestina, al derecho: tras 50 años de ocupación israelí. Bogotá: Ediciones Antropos.

Medina Gutiérrez, F. (2018). 25 años de los Acuerdos de Oslo y la realidad en Palestina, El Espectador, 14 de septiembre, recuperado de  https://www.elespectador.com/noticias/el-mundo/25-anos-de-los-acuerdos-de-oslo-y-la-realidad-en-palestina-articulo-812167.

Palestina Libre. (2014). 30 de marzo: Día de la tierra Palestina, recuperado de http://www.palestinalibre.org/articulo.php?a=49498.

Pappé, I. & Chomsky, N. (2010). Gaza in crisis: reflections on Israel`s war against the palestinians. Chicago, Illinois: Haymarket Books.

Pappé, I. (2008, 2006). La Limpieza Étnica de Palestina. Barcelona: Crítica.


[1] De hecho, este último tampoco es homogéneo, pues la construcción de asentamientos y colonias, la demolición de viviendas, sumado a la construcción del muro y puestos de control en esta zona, hacen que sea más preciso hablar del archipiélago de Cisjordania.

[2] Para un análisis de los 25 años de los Acuerdos de Oslo, véase Medina Gutiérrez, 2018.

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