Política exterior de la República Popular China: de Mao Zedong a a Xi Jinping

Raquel León de la Rosa

11 de noviembre de 2019

Separata Especial: 70 años de la República Popular China

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Una de las características más notables de la República Popular China es el desarrollo de su política exterior. A continuación se desarrollan de manera cronológica y descriptiva los principales elementos de política exterior dentro de la República Popular China (RPCh), a través de la identificación de los principales elementos de esta y la manera en cómo cada uno de los mandatarios desde Mao Zedong han legitimado el actuar de China en la escena internacional a través de discursos. La primera parte se centra en identificar las principales características de la política exterior china. Después rescatará cada uno de los mandatarios a lo largo de los principales acontecimientos dentro de la política internacional, para profundizar un poco más en el mandato de Xi Jinping. En la última parte se comparten algunas conclusiones sobre este proceso.

El punto de partida es la definición de dos conceptos clave. El primero, la política exterior como una parte de la política general formada por un conjunto de decisiones y acciones por las que el Estado genera, modifica o suspende sus relaciones con los actores de la sociedad internacional (Calduch, 1991). El segundo es el discurso ligado al posestructuralismo y se centra en el lenguaje y las representaciones como herramientas para entender y describir el mundo, que a su vez dan significado, identidad y producen relaciones sociales (Dunne, Kurki & Steve, 2013). A su vez, encontramos los cuatro pilares[1], que son: el mantenimiento de la integridad territorial, ser reconocido por la comunidad internacional como el único gobierno chino, propiciar el desarrollo económico del país e incrementar su prestigio a nivel internacional (León de la Rosa, 2014).

El punto de partida se inicia en el contexto complejo en el que se origina la RPCh, pues la sinergia de una guerra al interior entre nacionalistas y comunistas y la llegada de la Segunda Guerra Mundial al territorio chino, como antecedentes de 1949, permitieron generar condiciones que determinaron los primeros años de la república de Mao. Estos elementos junto con el episodio traumático de los “Cien años de humillación” al final de la China de los Qing sentaron las bases de una percepción sobre el lugar de China, sin importar si se hablaba de la nacionalista o la comunista, dentro de la comunidad internacional y las relaciones que había construido con las potencias europeas y Japón. Un posicionamiento que dejaba atrás el esplendor de la China que había controlado durante siglos Asia Pacífico a través del sinocentrismo.

En complemento a lo anterior, cabe señalar un aspecto particular hacia el surgimiento de la RPCh, que es la vinculación de la URSS con la historia china de la primera mitad del siglo XX. Existen dos elementos de cercanía en este periodo: el primero recae en la forma en que la naciente URSS se vinculó con China durante la transición del régimen zarista al socialista, a través del Manifiesto Karakhan de 1919, documento que contenía una serie de promesas y buena voluntad con respecto a China; el segundo corresponde al nacimiento del Partido Comunista Chino (PCC) y la influencia soviética para que esto ocurriera en 1921.

Más allá de los intereses soviéticos y el cumplimiento de las negociaciones hechas, esto sentó un precedente de vinculación ideológica entre ambas naciones. Por lo tanto, la guerra interna provocó el surgimiento de dos gobiernos chinos insertados en las negociaciones finales de la Segunda Guerra Mundial y en el inicio de la Guerra Fría. Este contexto interno y externo determinó los primeros años de relaciones de la RPCh, en donde el Tratado de la Amistad, Alianza y Ayuda Mutua firmado entre la URSS y la RPCH en febrero de 1950 fue un determinante en el proceso hacia la consolidación de la China de Mao.

La comunión entre Mao y Stalin en temas políticos llevó al intercambio de ideas sobre educación y tecnología. Sin embargo, desde un inicio, el acercamiento entre ambos líderes tuvo sus reservas (León de la Rosa, 2015). Con el inicio de la cooperación sino-soviética se inauguró una década de cercanía entre estos dos Estados, que si bien no legitimó a China para ser parte de las organizaciones internacionales, permitió la supervivencia de un gobierno insertado en la guerra ideológica entre la URSS y Estados Unidos. Al mismo tiempo este acuerdo generó condiciones de desarrollo al interior de China para la siguiente década a través de la cooperación técnica. Junto con esta alianza, es importante señalar la postura y participación de la RPCh dentro de la icónica Conferencia de Bangdung (1955) en los cuales, el Primer Ministro, Zhou Enlai, enfatizó el rechazo a Estados Unidos como un nuevo colonizador de la región, principalmente por el respaldo hacia Taiwán; así como la importancia de la coexistencia pacífica entre los países asiáticos y africanos.

La década de los sesenta comenzó con una serie de tensiones en esta relación estratégica, pues la llegada de un nuevo líder en URSS, Nikita Kruschev, y la intensificación de la Guerra Fría, conllevó al enfriamiento de la relación tras una serie de acciones en donde el gobierno chino se sintió sin un respaldo, pues los bombardeos chinos en Kinmen y Matsu (1958) fueron el parteaguas en la ruptura, resultando en la visita de Kruschev a Beijing en 1959, con lo que se dio fin a esta alianza. El panorama chino comenzó a complicarse ante este acontecimiento y la guerra con India en 1962. En pocas palabras, la RPCh se quedó sin un respaldo o alianza estratégica en el contexto de los momentos más críticos de la Guerra Fría, limitando sus relaciones a Albania, país que durante muchos años se dedicó a buscar en Naciones Unidas el reconocimiento de la RPCh.

No obstante, esta década es clave en la historia al interior de la RPCh, pues en 1964 logró desarrollar la bomba atómica, evento que permitió generar un estatus dentro de la comunidad internacional como un elemento indirectamente de disuasión. Por otro lado, es durante esta década que se llevó a cabo en China la Revolución Cultural. El resultado de esto es un periodo de aislamiento de Beijing dentro de la escena internacional. Esto cambió con el acercamiento entre Zhou Enlai y Henry Kissinger en 1971 para concretar la visita de Richard Nixon a China en 1972 y así iniciar este acercamiento a través de la llamada “Diplomacia del Ping Pong”.

Esta visita conllevó a la reinserción de China a la escena internacional, pues desde el 18 de octubre de 1971 comenzó la discusión en Asamblea General sobre el ingreso de la RPCh a la ONU a través de tres propuestas: dos respaldadas por Estados Unidos y una por Albania (Anguiano, 2001). Esto provocó dos aspectos importantes: la pérdida de reconocimientos diplomáticos para Taiwán y la llegada de la RPCh como miembro del Consejo de Seguridad de la ONU. En 1974 se llevó a cabo uno de los discursos más importantes tras la recién inserción. Este discurso lo emitió Deng Xiaoping, en donde señaló la estructura de la política internacional a través de la Tesis de los Tres Mundos, de cual China era parte del Tercer Mundo y puntualizaba en nunca actuar como una superpotencia (Mao, 1974).

La muerte de Mao (1976) y la llegada de Deng Xiaoping (1978) al poder trajo una nueva era hacia lo que se identifica como el ascenso chino y como tal, una mayor institucionalización de la política exterior china. La apertura económica legitimada desde “lo chino para la esencia, lo occidental para lo práctico” (Deng, 1982) como un discurso que justificaba la implementación de Zona Económicas Especiales de manera gradual y experimental. Los ochenta estuvieron determinados por este proceso de captación de inversión hacia el despegue del crecimiento económico chino. No obstante, a nivel político hubo dos momentos clave: la negociación hacia la reinserción de Hong Kong a la soberanía china a través de la Declaración Conjunta en 1984 y la imagen China al exterior con las manifestaciones en Tian’anmen con la muerte de Hu Yaobang en 1989.

Este contexto generó un nuevo liderazgo en el partido en manos de Jiang Zemin en 1989, quien en 1993 se convertiría en presidente. A nivel política exterior, a Jiang correspondió reintegrar los territorios chinos cedidos durante el mandato Qing. Siendo primero el caso de Hong Kong en 1997 y después Macao en 1999, a través del discurso de “un país, dos sistemas”. Este eslogan político permitió el reconocimiento de la Ley Básica, en donde se resguardan algunas instituciones occidentales, como eje de gobierno en las dos Regiones de Administración Especial durante 50 años. Por otro lado, este discurso sirvió para legitimar otros espacios de integración territorial. Si bien en 1981 se dio a conocer el “Mensaje a los compatriotas en Taiwán”, en los noventa el concepto de “dos sistemas” sirvió para fortalecer la idea de que Taiwán es una provincia de la RPCh y la búsqueda de una unificación en un futuro no muy lejano. Al mismo tiempo, para 1997 se comenzó a retomar la relación con la ahora Federación Rusa a través del grupo de los “Cinco de Shanghai”, que años después se convirtió en la Organización de Cooperación Shanghai.

El ascenso pacífico de China

El siglo XXI y la llegada de Hu Jintao, permitió ciertos cambios hacia la internacionalización de China y su llamado “ascenso pacífico”. La experiencia a través de la apertura iniciada con Deng, permitió un proceso de maduración de las empresas paraestatales chinas, esto dio lugar a la implementación de la política de “Going out” en 2000, que versó sobre la internacionalización de los campeones estatales en el sureste asiático, África y América Latina. Esto reforzado con el discurso de Hu sobre la “sociedad armoniosa” promoviendo la coexistencia pacífica entre los países del llamado Tercer Mundo. Junto con esto, otro momento de posicionamiento fue obtener la sede de los Juegos Olímpicos de 2008, evento con el que permitió mostrar al mundo una nueva imagen al exterior.

Esta evolución llega a un nuevo punto de posicionamiento y liderazgo nacional a través de Xi Jinping. Actualmente, Xi se encuentra en un segundo mandato determinado por la reforma del mandato indefinido. La primera parte del gobierno de Xi está caracterizado por sentar las bases hacia dos discursos clave para su sostenibilidad como presidente y líder del PCC: el “Sueño chino” y el “Destino común”.

Xi Jinping y Barack Obama en una cena en la casa blanca durante la visita de Estado de Xi a los Estados Unidos en 2015.
Fuente: Wikicommons

Básicamente ambos tienen relación al enfatizar en las condiciones sociales que tiene hoy China con respecto a la reducción de la pobreza y el desarrollo, en donde la experiencia china puede ser vista como modelo aplicable en el resto del mundo. Esto ha llevado a China a consolidarse como líder en esquemas de Cooperación Sur-Sur. Al mismo tiempo, la transición del primer al segundo mandato se caracteriza por un mayor posicionamiento chino en la política internacional, al proponer nuevas instituciones de impacto regional o global como la “Iniciativa de la Franja y la Ruta” y el Banco Asiático de Inversiones en Infraestructura, así como acaparar los principales foros internacionales en donde las declaraciones y las posturas chinas hoy son eje en tendencias dentro de la política internacional.

A manera de conclusión es preciso mencionar, que si bien el ascenso chino ha sido motivado por ser una potencia económica de impacto global, hoy también se hace presente a través de acciones de impacto en términos de seguridad, a través de bases fuera de su territorio y de la constante modernización de su fuerza militar. Esto quedó claro durante el desfile del 70 aniversario en Beijing, en donde en su discurso Xi enfatizó la grandeza del pueblo chino y la continuidad de este proceso, en pocas palabras, el reposicionamiento del sinocentrismo en el siglo XXI a través de un modelo que contiene un pensamiento sobre ideología, economía, política y seguridad encarnado por Xi y que busca legitimar el cumplimiento de los elementos y los pilares de política exterior, pese a los temas críticos a nivel interno como lo son las minorías étnicas, Taiwán y Hong Kong. En pocas palabras, 70 años de la RPCh se resumen en tres visiones complementarias: la ideológica de Mao, la reformista de Deng y la de liderazgo de Xi.

Referencias

Anguiano, E. (2001). China Contemporánea: la construcción de un país, desde 1949. México.  El Colegio de México, Centro de Estudios Asia y África.

Calduch, R. (1991). Relaciones Internacionales. Madrid: Ediciones Ciencias Sociales.

Deng, X. (1982). Discurso de apertura del XII Congreso Nacional del Partido Comunista de China. Recuperado de: https://books.google.com.mx/books?id=SnTuuea1hlcC&printsec=frontcover&dq=china+contempor%C3%A1nea&hl=es-

Dunne, T., Kurki, M., & Steve, S. (2013). International Relations Theories: Discipline and Diversity. Oxford: Oxford University Press.

León de la Rosa, R. (2014). La política exterior de la República Popular China. La llegada de Xi Jinping y sus vínculos en América Latina. Ríos, X. (ed.). Jiexi Zhongguo: análisis y pensamiento iberoamericano sobre China. Baiona: Observatorio de Política China.

______________ (2015). Política exterior china: reconceptualización del sistema Tianxia. En J. I. Cortés, América Latina y el Caribe – China: Relaciones políticas e internacionales 2015 (pp. 71-86). México DF: Unión de Universidades de América Latina y el Caribe.

Mao, Z.  (1974). Cuatro tesis filosóficas. Barcelona: Anagrama


[1] La construcción de estos elementos y pilares se ha ido determinando con el paso de los años y la retroalimentación del contexto interno de China y la política internacional. Todo esto como parte del proceso de ascenso chino como una potencia de impacto global.

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